Cada momento en el campo es irrepetible

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conexión con la tierra

Cada momento en el campo es irrepetible, por ello no hagamos del campo una empresa, algo automatizado y robotizado que se repita día a día, ciclo a ciclo, trabajo y más trabajo, separando nuestra vida de la tierra a la que pertenecemos.

La tierra que nos cuida

Trabajamos con ella, reímos con ella, hablamos con ella, la escuchamos, nos escuchamos porque cada momento en el campo es irrepetible.

Los que estamos con la tierra, los que sentimos esta conexión que todos y cada uno de nosotros tenemos aunque algunos no han desarrollado la facultad de la escucha, sentimos que todo nos habla y que estar en el campo trabajando con la misma tierra no debería estar separado y ser sólo un trabajo, pues la oportunidad que tenemos es la de abrirnos a todo lo que ella nos da, para sentirnos de este modo partícipes en la vida.

Cada momento en el campo es irrepetible y está lleno de todo, aunque si llenos nosotros nosotros no podremos sentirlo, pues habrá mucho que vaciar para que cada momento se desarrolle hasta la plenitud de cada uno, al igual que la tierra construye, unifica, expande, ¿Seremos nosotros capaces de sentir la no separación? ¿O seremos ecológicos para lo que nos es cómodo mientras dejaremos otros campos para los demás…? ¿O habrá que ir poco a poco preguntándonos hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Y hasta dónde nuestra respuesta alcance alcanzará nuestra visión del campo, de la tierra, de todos los organismos y seres que aquí experimentamos la vida.

Cada momento en el campo, en la tierra, es irrepetible, al igual nosotros también. ¿Nos conformaremos en seguir siendo lo que somos o intentaremos alcanzar aquello que deseamos ser para que cada momento en la tierra sea irrepetible?