Garrofera, Algarrobo, Ceratonia siliqua… nuestro árbol sagrado.
Mientras esperamos que la uva Moscatel ecológica siga madurando nuestros queridos Algarrobos nos dan su fruto. Este año viene la cosecha antes debido a las altas temperaturas que nos acompañan demasiados días seguidos ya. Después de una dura mañana de “plegar garrofas” (como aquí decimos) nos sentamos a la sombra de este árbol tan característico de la zona Mediterránea. Justamente por este Algarrobo que veis en la imagen hace poco recibimos una oferta de unos cuantos cientos de euros a cambio de arrancarlo y que alguien se lo llevara para plantarlo en algún otro lugar, pero nos negamos rotundamente. Y no porque sea productivo, ya que la algarroba se paga poquísimo. Fue más un acto de amor hacia el árbol y a nuestra historia juntos.
Remolque lleno de algarrobas Sentados bajo la Garrofera estamos en un lugar mágico. Es la hora en la que el sol aprieta fuerte y solo se oyen las “garrofas” que de vez en cuando caen solas al suelo y algunos insectos zumbando. De vez en cuando corre un poco de aire y se agradece muchísimo.
Algarrobo; árbol fuerte y generoso
El Algarrobo es un árbol muy potente, con una gran energía, por eso nosotros lo consideramos un árbol sagrado, a venerar y a respetar. Lo vemos como un ser fuerte y generoso. Dormimos una breve siesta bajo su sombra y al despertar nos hace un regalo: Descubrimos el llamado Pan de lobo. No sabemos muy bien su nombre exacto, pero es una seta que nace en el tronco de la Garrofera. Por la noche, salteamos el Pan de lobo en la sartén con unos ajos y disfrutamos de una rica cena gracias a nuestro querido árbol.
¿Tu también quieres descubrir lo que se siente bajo una Garrofera?